[Enlace al artículo original.]
Andrés González Castro (l'Hospitalet de Llobregat, 1974) presenta los próximos días 19 y 22 de septiembre, en Martorell y Barcelona, y presentado por Iván Sánchez Moreno y José Ángel Cilleruelo (respectivamente por fechas y ciudades) su último libro de poesía publicado Maniobras diversivas. Con este libro recibió el Premio Nacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández 2005. Andrés es un joven poeta con una obra importante publicada: Retablo de Nueva York, Obra Nueva precedido de Currículum vítae, Epigrames del Mas d'en Gall, en catalán, y este último que presentará próximamente. Creo que no exagero lo más mínimo si me aventuro a decir que Andrés está llamado a ser uno de los poetas más importantes de su generación. Su poesía tiene la virtud de ser audaz, moderna, crítica (con la sociedad y con los tiempos que tocan vivir), con un agudo sentido del humor, lleno de una fresca ironía y con el amor como motor existencial sobre el que giran todos los temas. Muchos de todos estos aspectos, por no decir que todos, están reunidos en Maniobras diversivas. Iván Sánchez Moreno escribe en el prólogo del libro: "El título ya apunta maneras. Maniobras diversivas hace referencia a una estratagema para derrotar al enemigo. Pero en esta ocasión la batalla es consigo mismo, una lucha -feroz a medias, burlona y mordaz, cruel aunque irónica- de la que uno, inevitablemente, sale rendido, si no vencido, pero satisfecho." Es un libro de enormes hallazgos, de una poesía escrita para explicarse el mundo, para encontrarse y buscar respuestas para todo aquello en lo que andamos buscando respuestas eternamente. Es una poesía que, en medio del caos que supone vivir y continuar vivo, logra encontrar ese resquicio por donde entra, a borbotones, la sonrisa.
De este libro os muestro un poema titulado "Ejemplo a no seguir", que ejemplifica bastante bien, creo, toda la ingeniería poética con la que Andrés compone sus poemas: desencanto, ironía, la palabra justa y precisa en su momento, el dominio del ritmo y el amor como colofón a una historia en la que nos reflejamos todos.
EJEMPLO A NO SEGUIR
Cuando no quede nada de nosotros,
ni siquiera la estela de lo tanto
que nos hemos querido sin saberlo,
ni humo o tierra o sombra,
ni el anónimo polvo que en su día
puesto en pie fue tú y yo, carne de sueño,
cuando no gire un átomo en su órbita
y no seamos el edificante
ejemplo para muchos que creemos
ser en días radiantes,
otros también, desesperadamente,
habrá que en un rincón
oscuro del planeta
lloren con la torpeza
sincera y desmañada
con la que nos lloramos tú y yo.
martes, 23 de septiembre de 2008
Reseña de José Luis García Herrera en su bitácora
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José Luis García Herrera,
reseña
Reseña de José Ángel Cilleruelo en El Ciervo
[Enlace al artículo original: MANIOBRAS DIVERSIVAS]
Andrés González Castro nació en 1974, justo antes de que el país –su carregosa poruga ambigua pàtria (“cargante asustadiza ambigua patria”)– pusiera un punto y aparte en la historia. Nació en Barcelona. En la era democrática, en Cataluña, se educa en dos lenguas, ¿en cuál se escribirá? La respuesta de la primera generación de la Democracia ya se ha pronunciado: en las dos. Y este mismo curso, González Castro ha publicado un libro como Andrés, este Maniobras diversivas, y otro como Andreu, Epigrames del Mas d’en Gall. Es pronto, quizá, para vislumbrar la dimensión de este fenómeno –¿cómo lo juzgará la historia literaria, tan apegada a una lengua?–, pero se intuye cuál puede ser el camino ideal. No parece que el bilingüismo literario se conforme con la actitud indiferente ante la lengua, sino que prefiere la bifurcación poética, en la senda pessoana, en la que un poeta escriba de manera diferente en cada lengua, conforme el peso del sonido, el sentido y la tradición de cada una. Este es, sin duda, el caso de Andrés / Andreu.
Las dos columnas que sostienen la poética de González Castro, el realismo y la ironía, aparecen ya, tal como en sus libros precedentes –Currículum Vítae y Obra nueva– en el título. Maniobras diversivas es un término militar para señalar las acciones que distraen la atención del enemigo. Si se tiene en cuenta que el libro habla, en cada una de sus cinco secciones, de la poesía, del amor, del desamor, de las frustraciones –propias y colectivas– y de las concepciones íntimas, se comprende inmediatamente el sentido que se da a la vida, en una tradición barroca que late en cada libro con más fuerza, de distracción frente al enemigo. Para la formulación del contrincante recurre a un término de raíces existencialistas: “cuando agitas el aire… / echas fuera de mí a ese mentecato / que se arroja a los cardos de la angustia”. Una “Nana” que hubiera sido muy del gusto de Unamuno acaba de una forma estremecedora: “duerme… / Todavía no vienen a por ti. / He dicho todavía”.
El conflicto –bien combate abierto, bien estrategias que lo distraen– vertebra el libro. En sus intenciones últimas –la vida concebida como lucha contra la angustia– y en la ideación de cada texto. La primera sección reúne los versos metapoéticos; los dos primeros: “Aunque a veces te olvide, / ¿me vas a abrir la puerta?” Poeta y poesía pelean ante la existencia del poema. El habla y la descripción realista siguen siendo sus fuentes lingüísticas más relevantes, aunque se advierte la búsqueda de una intención poética que las trascienda. El poema “Casa del aire”, uno de los mejores, es un buen ejemplo de la rotunda ambición simbólica de los elementos extraídos de la realidad. La segunda sección, una pequeña colección de poemas amorosos, presenta una refriega más sutil. En esa encrucijada de tiempos que siempre es el amor, el poeta enfrenta al presente la duración (“longitud de latidos prolongándose”), incluso la mutua finitud (“Cuando no quede nada de nosotros”). No es casual que otro poema cite el último terceto del soneto de Garcilaso emblemático del carpe diem. Aprovecha el tiempo futuro para el amor, sería el lema de González Castro; expectativa de tiempo que está y no está en el amor del presente, distracción de la batalla. Las secciones finales son, en sí mismas, la crónica de las múltiples contiendas del vivir. Acaso la más interesante sea la mencionada en el poema “Así las cosas”, un impresionante ajuste de cuentas contra la inautenticidad de las experiencias –dolor, realidad, amor–, que las convierte en “sombras chinescas en una pared”.
José Ángel Cilleruelo
PROFESIÓN DE FE
Iré a comulgar
tu pezón redondo,
mi amor, al altar (p. 35).
Andrés González Castro nació en 1974, justo antes de que el país –su carregosa poruga ambigua pàtria (“cargante asustadiza ambigua patria”)– pusiera un punto y aparte en la historia. Nació en Barcelona. En la era democrática, en Cataluña, se educa en dos lenguas, ¿en cuál se escribirá? La respuesta de la primera generación de la Democracia ya se ha pronunciado: en las dos. Y este mismo curso, González Castro ha publicado un libro como Andrés, este Maniobras diversivas, y otro como Andreu, Epigrames del Mas d’en Gall. Es pronto, quizá, para vislumbrar la dimensión de este fenómeno –¿cómo lo juzgará la historia literaria, tan apegada a una lengua?–, pero se intuye cuál puede ser el camino ideal. No parece que el bilingüismo literario se conforme con la actitud indiferente ante la lengua, sino que prefiere la bifurcación poética, en la senda pessoana, en la que un poeta escriba de manera diferente en cada lengua, conforme el peso del sonido, el sentido y la tradición de cada una. Este es, sin duda, el caso de Andrés / Andreu.
Las dos columnas que sostienen la poética de González Castro, el realismo y la ironía, aparecen ya, tal como en sus libros precedentes –Currículum Vítae y Obra nueva– en el título. Maniobras diversivas es un término militar para señalar las acciones que distraen la atención del enemigo. Si se tiene en cuenta que el libro habla, en cada una de sus cinco secciones, de la poesía, del amor, del desamor, de las frustraciones –propias y colectivas– y de las concepciones íntimas, se comprende inmediatamente el sentido que se da a la vida, en una tradición barroca que late en cada libro con más fuerza, de distracción frente al enemigo. Para la formulación del contrincante recurre a un término de raíces existencialistas: “cuando agitas el aire… / echas fuera de mí a ese mentecato / que se arroja a los cardos de la angustia”. Una “Nana” que hubiera sido muy del gusto de Unamuno acaba de una forma estremecedora: “duerme… / Todavía no vienen a por ti. / He dicho todavía”.
El conflicto –bien combate abierto, bien estrategias que lo distraen– vertebra el libro. En sus intenciones últimas –la vida concebida como lucha contra la angustia– y en la ideación de cada texto. La primera sección reúne los versos metapoéticos; los dos primeros: “Aunque a veces te olvide, / ¿me vas a abrir la puerta?” Poeta y poesía pelean ante la existencia del poema. El habla y la descripción realista siguen siendo sus fuentes lingüísticas más relevantes, aunque se advierte la búsqueda de una intención poética que las trascienda. El poema “Casa del aire”, uno de los mejores, es un buen ejemplo de la rotunda ambición simbólica de los elementos extraídos de la realidad. La segunda sección, una pequeña colección de poemas amorosos, presenta una refriega más sutil. En esa encrucijada de tiempos que siempre es el amor, el poeta enfrenta al presente la duración (“longitud de latidos prolongándose”), incluso la mutua finitud (“Cuando no quede nada de nosotros”). No es casual que otro poema cite el último terceto del soneto de Garcilaso emblemático del carpe diem. Aprovecha el tiempo futuro para el amor, sería el lema de González Castro; expectativa de tiempo que está y no está en el amor del presente, distracción de la batalla. Las secciones finales son, en sí mismas, la crónica de las múltiples contiendas del vivir. Acaso la más interesante sea la mencionada en el poema “Así las cosas”, un impresionante ajuste de cuentas contra la inautenticidad de las experiencias –dolor, realidad, amor–, que las convierte en “sombras chinescas en una pared”.
José Ángel Cilleruelo
PROFESIÓN DE FE
Iré a comulgar
tu pezón redondo,
mi amor, al altar (p. 35).
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sábado, 20 de septiembre de 2008
Presentaciones de Maniobras diversivas
El poemario se presentará de momento en los siguientes lugares:
Martorell
Presentación a cargo de Iván Sánchez Moreno
19 de setembre, 19:30 h
Casa de Cultura de la Vila
Casa de Cultura de la Vila
C. Francesc Santacana, 13
Barcelona
Presentación a cargo de José Ángel Cilleruelo
22 de setembre, 19:30 h
Aula dels Escriptors - Ateneu de Barcelona
C. de la Canuda, 6, 5ª planta
NOTA: Si quieres que el autor presente su libro en tu pueblo, ciudad o país, ponte en contacto con él a andreu@gonzalezcastro.net.
viernes, 15 de agosto de 2008
Entrevista de Rebeca Serrano y Asun López para El eco hernandiano
1. ¿Qué motivos le llevaron a presentarse al Premio Nacional de Poesía “Miguel Hernández”?
Mentiría si dijera que no me presento a muchos otros premios, aparte de este. No quiero parecer descortés con esta afirmación, pero esa es la verdad. Para un autor novel, concursar es lanzar al mar una botella con un mensaje de socorro que lo salve de su aislamiento. Lo habitual es que nadie lea ese mensaje, que la botella y su mensaje naveguen a la deriva y acaben en los respectivos contenedores de recogida selectiva de basura. Pero a veces sucede que el poemario llega a manos de un Jurado independiente y entendido, como en el caso del Premio Nacional Miguel Hernández, y el autor se encuentra con un premio bajo el brazo. Entonces todo parece que no podía haber sido de otra manera, pero sólo entonces, a toro pasado.
La publicación a cargo del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, por otra parte, es una garantía de distribución del libro. ¿De qué sirve publicar si no se llega a las librerías, si nadie puede leernos?
2. En su poemario Maniobras diversivas vemos reflejado el sentimiento del amor y un matiz social, todo ello acompañado de un gran sentido del ritmo. ¿Qué mensaje pretende hacer llegar al lector?
El título, de resonancias bélicas, alude a las operaciones que tienen como objetivo distraer al enemigo del propósito central de una batalla. Son batallitas que apartan la atención de esa otra determinante que se libra en otro sitio. Por un lado, titular Maniobras diversivas a un poemario es una captatio benevolentiae, una manera fingida de ganar la simpatía del lector al rebajar los poemas a distracciones de poca entidad, a bagatelas. Por otro, es una llamada de atención al propio autor, a quien a veces le da la impresión de que pierde el tiempo con su poesía y no aborda temas de entidad. De este modo, calificar a sus poemas de “maniobras diversivas” es tanto como confesar que son entretenimientos y obras más bien imperfectas. De todas maneras, me parece que el título es evocador y que no se agotan sus significados con estos que aquí expongo.
Por lo que hace al sentido del ritmo, habrá quienes vean en mi manera de versificar una limitación, una falta de recursos. Yo lo entiendo más como una opción. Lo cierto es que no me suelo apartar de los viejos modelos métricos italianos, a los que añado de tanto en tanto un eneasílabo. Si el poema fluye, suele ser porque haya antes tachado y vuelto a tachar. Una libreta de versos debe ser como el lugar retirado del camposanto en que yacen los pequeñuelos muertos prematuramente. “Murió con sólo dos versos. Descanse en paz”. El “escribo como hablo” es la gran mentira de la poesía, la naturalidad a que aspiramos todos los que manipulamos juegos de artificio.
En cuanto al amor y lo social, me debo remitir obligadamente a Miguel Hernández: “Vida, muerte, amor. Ahí quedan / escritos sobre tus labios”. Ocuparse de la sociedad en la que uno vive es algo inherente a estar vivo; y amar, si se me permite la cita del poeta Eduard Sanahuja, es también vivificador porque “Al final de cursa, de la nostra, / només hi haurà un balanç, dues preguntes: / qui has estimat, qui t'ha estimat a tu”.
3. En la Fundación Cultural Miguel Hernández se realizan diversas actividades como exposiciones, Taller de Empleo, elaboración de la revista digital e impresa El Eco Hernandiano ¿Cree que con éstas se está consiguiendo divulgar mejor la figura del poeta oriolano?
Si en su archiconocida semblanza Antonio Machado decía de sí que atañe al lector distinguir voces de ecos, lo que corresponde a quienes velan porque la voz de Miguel Hernández siga resonando es hacerle eco. La revista contribuye sin duda a este fin.
4. ¿Qué opinión le merece la obra de Miguel Hernández?
Miguel Hernández está muy hondamente imbricado en mi poesía y lo siento muy cercano en concepciones poéticas. Cuando uno piensa a qué debiera parecerse un poema a la muerte de un ser querido, le vienen tres modelos a la cabeza: las "Coplas" de Manrique, el "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías" de Lorca y la elegía hernandiana a Ramón Sijé.
Por otro lado, la poesía de Miguel Hernández tiene la frescura y el empuje vital del joven que fue siempre y que yo soy ahora todavía. Sin querer abusar del paralelismo, pues el oriolano es históricamente mucho más relevante que yo, alguna semejanza hay en el modo apasionado de entender la poesía.
Por último, a nadie se le escapa que la popularización de Miguel Hernández le debe mucho a Joan Manuel Serrat. Quien haya oído al Noi del Poble Sec cantar poemas del de Orihuela, le parecen lo más normal del mundo formulaciones tan aquilatadas como “la pena tizna cuando estalla” o “ella pondrá dos piedras de futura mirada”. Ya no puedo leer algunos poemas sin tararearlos.
Mentiría si dijera que no me presento a muchos otros premios, aparte de este. No quiero parecer descortés con esta afirmación, pero esa es la verdad. Para un autor novel, concursar es lanzar al mar una botella con un mensaje de socorro que lo salve de su aislamiento. Lo habitual es que nadie lea ese mensaje, que la botella y su mensaje naveguen a la deriva y acaben en los respectivos contenedores de recogida selectiva de basura. Pero a veces sucede que el poemario llega a manos de un Jurado independiente y entendido, como en el caso del Premio Nacional Miguel Hernández, y el autor se encuentra con un premio bajo el brazo. Entonces todo parece que no podía haber sido de otra manera, pero sólo entonces, a toro pasado.
La publicación a cargo del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, por otra parte, es una garantía de distribución del libro. ¿De qué sirve publicar si no se llega a las librerías, si nadie puede leernos?
2. En su poemario Maniobras diversivas vemos reflejado el sentimiento del amor y un matiz social, todo ello acompañado de un gran sentido del ritmo. ¿Qué mensaje pretende hacer llegar al lector?
El título, de resonancias bélicas, alude a las operaciones que tienen como objetivo distraer al enemigo del propósito central de una batalla. Son batallitas que apartan la atención de esa otra determinante que se libra en otro sitio. Por un lado, titular Maniobras diversivas a un poemario es una captatio benevolentiae, una manera fingida de ganar la simpatía del lector al rebajar los poemas a distracciones de poca entidad, a bagatelas. Por otro, es una llamada de atención al propio autor, a quien a veces le da la impresión de que pierde el tiempo con su poesía y no aborda temas de entidad. De este modo, calificar a sus poemas de “maniobras diversivas” es tanto como confesar que son entretenimientos y obras más bien imperfectas. De todas maneras, me parece que el título es evocador y que no se agotan sus significados con estos que aquí expongo.
Por lo que hace al sentido del ritmo, habrá quienes vean en mi manera de versificar una limitación, una falta de recursos. Yo lo entiendo más como una opción. Lo cierto es que no me suelo apartar de los viejos modelos métricos italianos, a los que añado de tanto en tanto un eneasílabo. Si el poema fluye, suele ser porque haya antes tachado y vuelto a tachar. Una libreta de versos debe ser como el lugar retirado del camposanto en que yacen los pequeñuelos muertos prematuramente. “Murió con sólo dos versos. Descanse en paz”. El “escribo como hablo” es la gran mentira de la poesía, la naturalidad a que aspiramos todos los que manipulamos juegos de artificio.
En cuanto al amor y lo social, me debo remitir obligadamente a Miguel Hernández: “Vida, muerte, amor. Ahí quedan / escritos sobre tus labios”. Ocuparse de la sociedad en la que uno vive es algo inherente a estar vivo; y amar, si se me permite la cita del poeta Eduard Sanahuja, es también vivificador porque “Al final de cursa, de la nostra, / només hi haurà un balanç, dues preguntes: / qui has estimat, qui t'ha estimat a tu”.
3. En la Fundación Cultural Miguel Hernández se realizan diversas actividades como exposiciones, Taller de Empleo, elaboración de la revista digital e impresa El Eco Hernandiano ¿Cree que con éstas se está consiguiendo divulgar mejor la figura del poeta oriolano?
Si en su archiconocida semblanza Antonio Machado decía de sí que atañe al lector distinguir voces de ecos, lo que corresponde a quienes velan porque la voz de Miguel Hernández siga resonando es hacerle eco. La revista contribuye sin duda a este fin.
4. ¿Qué opinión le merece la obra de Miguel Hernández?
Miguel Hernández está muy hondamente imbricado en mi poesía y lo siento muy cercano en concepciones poéticas. Cuando uno piensa a qué debiera parecerse un poema a la muerte de un ser querido, le vienen tres modelos a la cabeza: las "Coplas" de Manrique, el "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías" de Lorca y la elegía hernandiana a Ramón Sijé.
Por otro lado, la poesía de Miguel Hernández tiene la frescura y el empuje vital del joven que fue siempre y que yo soy ahora todavía. Sin querer abusar del paralelismo, pues el oriolano es históricamente mucho más relevante que yo, alguna semejanza hay en el modo apasionado de entender la poesía.
Por último, a nadie se le escapa que la popularización de Miguel Hernández le debe mucho a Joan Manuel Serrat. Quien haya oído al Noi del Poble Sec cantar poemas del de Orihuela, le parecen lo más normal del mundo formulaciones tan aquilatadas como “la pena tizna cuando estalla” o “ella pondrá dos piedras de futura mirada”. Ya no puedo leer algunos poemas sin tararearlos.
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entrevista
Poemas de Maniobras diversivas en revistas y bitácoras
Siempre es especialmente agradable que alguien que no conoces se interese por un poema tuyo. Es el caso de la bitácora Abarognòsia .
Aparte de este blog, los amigos de El coloquio de los perros, que siempre me han tratado muy bien, han tenido a ídem publicar un par de poemas del mi último poemario.
El ganador en 2006 del Miguel Hernández para menores de 35 años anduvo detrás de la publicación de Deriva de algunos poemas más.
Al amigo José Luis García Herrera se le ocurrió citarme en su bitácora.
Aparte de este blog, los amigos de El coloquio de los perros, que siempre me han tratado muy bien, han tenido a ídem publicar un par de poemas del mi último poemario.
El ganador en 2006 del Miguel Hernández para menores de 35 años anduvo detrás de la publicación de Deriva de algunos poemas más.
Al amigo José Luis García Herrera se le ocurrió citarme en su bitácora.
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Mensaje electrónico de JLGH
He leído unos cuantos poemas, saltando de una parte a otra, de forma aleatoria, y me he encontrado con una poesía (una voz, una poética, un estilo) que conozco y que despliega la calidad, el humor, la ironía, la habilidad para captar aquellos pequeños actos cotidianos, que siempre he encontrado en tu poesía y que son los aspectos que más destaco, admiro y, reconozcámoslo, envidio. Esto último lo negaré pese a haberlo dicho o escrito.
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