sábado, 18 de octubre de 2008

Mensaje de RGP

8/10/2008

Bona nit, Andreu,

Acabo de tancar el teu llibre de poemes per cinquena vegada. Cinc vegades l'he llegit i cinc vegades m'he quedat impresionat per tanta riquessa creativa i tant de sentiment. No soc capaç de definir la teva obra, però sí que et vull dir que si algun dia pugués escriure poesia m'agradaria que fos com aquesta que hi ha dins de les Maniobras diversivas.

Coses com : "No decline tu risa / de cristal transparente / por más que yo me empeñe / brutalmente en quebrarla", o bé, "Todavía desnuda / y ya un pájaro en círculos / amenaza rutina / de nuevo entre tú y yo", tenen més contingut, força lírica i sentiment que tots els llibres que jo pugui escriure mai.

La meva enhorabona. Estic bocabadat.

'Maniobras diversas', Andrés González de Castro

[Escrito original en Páginas del Babel , Ciberanika y Va de versos]

Maniobras diversas
Andrés González Castro
Fundación Cultural Miguel Hernández
1ª edición, 2008
Género: Poesía
70 páginas

Resulta complejo poder decir de qué va este poemario. Basta señalar el título como referencia: Maniobras diversas. El título es una excusa para hablar un poco de todo. Andrés González Castro abre su poemario con una súplica a la poesía misma, pidiéndole que le deje volver a ella si la abandona. A lo largo de las páginas, trata diferentes temas que le interesan: habla de la cultura, del amor, de la soledad; juga con el tiempo, con el espacio...

Antes de adentrarnos en Maniobras diversas, Iván Sánchez Moreno -el prologuista- nos lanza una advertencia: "Este libro es una trampa: hay que sufrir para gozarlo". Mal asunto, pensé cuando leí esta sentencia. Así que prescindí del prólogo y fui directamente al poemario. Que me perdone el autor del artículo, pero soy de los que piensan que uno no debe entrar en un libro con condicionantes.

Leo Maniobras diversas y, cuando acabo, empiezo a reflexionar sobre lo que he leído. Me pregunto cuál es el eje central del poemario y me pierdo al intentar encontrarlo. Andrés González Castro lanza un conjunto de ideas dispares, que poco tienen que ver entre sí. Tan pronto habla de Auschwitz, como del amor, como de la poesía o la cultura. Por esa razón, decía anteriormente que para enteder el poemario, hay que fijarse en el título: si algo hay en el libro es precisamente diversidad.

Lo malo del asunto es que los poemas me han resultado muy flojos. Tanto es así, que incluso a lo largo de la lectura he sentido una profunda sensación de aburrimiento. Son versos bastante sencillos que no esconden sentimientos demasiado profundos: al menos esa es la sensación que he tenido (el autor, obviamente, defenderá lo contrario). El poemario, no obstante, fue premiado en 2005 con el Premio Nacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Presentación de «Maniobras diversivas», de Andrés González Castro, en el Aula de Escritores de la ACEC el 22 de septiembre


Foto de Carme Esteve


[Enlace al texto original.]
Andrés González Castro nació en 1974, justo antes de que el país —su carregosa poruga ambigua pàtria («cargante asustadiza ambigua patria»)— pusiera un punto y aparte en la historia. Nació en Barcelona. En la era democrática, en Cataluña, se educa en dos lenguas, ¿en cuál se escribirá? La respuesta de la primera generación de la Democracia ya se ha pronunciado: en las dos. Y este mismo curso, González Castro ha publicado un libro como Andrés, el presente Maniobras diversivas, y otro como Andreu, Epigrames del Mas d’en Gall. Es pronto, quizá, para vislumbrar la dimensión de este fenómeno —¿cómo lo juzgará la historia literaria, tan apegada a una lengua?—, pero se intuye cuál puede ser el camino ideal. No parece que el bilingüismo literario se conforme con una actitud indiferente ante la lengua, sino que prefiere la bifurcación poética, en la senda pessoana, en la que un poeta escribe de manera diferente en cada lengua, conforme el peso del sonido, el sentido y la tradición de cada una. Este es, sin duda, el caso de Andrés / Andreu.


Las dos columnas que sostienen la poética de González Castro en castellano, el realismo y la ironía, aparecen ya implícitas en el título, tal como en sus libros precedentes —Currículum Vítae y Obra nueva.


Algunos críticos acusan al realismo social, que se postulaba como liberador de las conciencias oprimidas, de ser a su vez el máximo opresor de la escritura de vanguardia. Tal vez el realismo social entorpeciera la divulgación de las obras de vanguardia, pero no su escritura, que creció cuanto quiso y vislumbró en las tinieblas de la posguerra. Lo que sí cercenó fue la posible existencia de otro realismo que, comprometido con la mirada del sujeto —no la del colectivo— emparentara con el humor, con el juego e incluso con los procedimientos técnicos de la vanguardia. Un realismo que se nutriera del habla, no del lenguaje coloquial —a veces tan opuestos— y que se propusiera una crítica no de las circunstancias, sino de las concepciones. Ese otro realismo, que se puede rastrear en las obras de Joan Brossa o de Lorenzo Gomis, se convierte en reivindicación poética de Andrés González Castro en el conjunto de su obra: «Escribo: / cambio el desorden / de sitio», se leía en Obra nueva.


Dos son los baluartes de este «otro» realismo: la construcción irónica del texto poético —por lo tanto antirrealista— y la crítica de los conceptos que normalmente se dan como obvios por aparecer vinculados a una creencia común. El poeta conjuga estas características en un doble plano, el biográfico y el literario, ambos con acierto, y tal como se señalaba antes de este pequeño excurso, la ironía y la crítica aparecen ya desde la misma formulación del título.«Maniobras diversivas» es un término militar utilizado para señalar las acciones que distraen la atención del enemigo. Si se tiene en cuenta que el libro habla, en cada una de sus cinco secciones, de la poesía, del amor, del desamor, de las frustraciones —propias y colectivas— y de las concepciones íntimas, se comprende inmediatamente el sentido que el poeta le da a la vida como maniobra de distracción frente al gran enemigo; planteamiento que entronca con una tradición barroca del memento mori que late en cada libro de Andrés González Castro con más fuerza. De hecho, para la formulación del gran contrincante recurre a un término de claras raíces existencialistas: la angustia. Leo en el poema «Una mano»:


cuando agitas el aire…
echas fuera de mí a ese mentecato
que se arroja a los cardos de la angustia.


Y en este mismo sentido hay que evocar una «Nana» que hubiera sido muy del gusto de Unamuno, y que acaba de una forma estremecedora:


duerme…
Todavía no vienen a por ti.
He dicho todavía.


El conflicto vertebra el libro. Bien sea como combate abierto cuya consecuencia es la tristeza, bien sea como estrategias para distraerla, cada poema dirime una contienda, que a veces es personal o amorosa, otras social y hasta literaria —el poema «Vicios privados», por ejemplo habla de la inconveniencia de decir lo que uno piensa sobre los hechos culturales: «así que nunca vuelvas a pensar / que ese libro es estúpido / guárdate tu sinceridad / determinados vicios / tan solo se practican en privado».


Así pues, el conflicto, el pleito con la existencia, está presente en las intenciones últimas del libro —la vida concebida como lucha contra la angustia— y en la ideación de cada texto.


La primera sección reúne los poemas metapoéticos, un subgénero muy del gusto de Andrés González Castro; en los primeros versos de libro leemos:


Aunque a veces te olvide,
¿me vas a abrir la puerta?
Aunque a veces te injurie
y me aparte de ti dando un portazo
brutal como una cuchillada
¿me vas a abrir la puerta?


Son poeta y poesía que se pelean ante la existencia del poema. Como se observa en seguida el habla —no la coloquialidad—, sometida a un denso entreverado retórico apenas perceptible, y la ideación realista siguen siendo las fuentes lingüísticas más relevantes en los poemas de este libro, tal como lo había sido de los anteriores; aunque se advierte una novedad: en éste la búsqueda de una intención poética que trascienda ironía y crítica. El poema «Casa del aire», uno de los mejores, es un buen ejemplo de una nueva ambición simbólica entretejida a los elementos extraídos de la realidad. «Casa del aire» es una descripción, desde el tejado hasta la planta baja, de un bloque de pisos que amenaza ruina y que tiene un ligero aire de biografía en clave. En ese edificio donde todo ha quedado a la intemperie ya no prenden ironía y crítica, presentes en la descripción, sino un nuevo valor simbólico de las pérdidas


…Si alguna vea me pierdo en la tristeza
y me notáis ausente
idme a buscar allí….
En las ruinas de todo.


La segunda sección está formada por una pequeña colección de poemas amorosos cuyo título es una yuxtaposición que deja poco lugar a las dudas: «Piel, paraíso». Presenta por lo tanto un litigio, una refriega más sutil. En esa encrucijada de tiempos que siempre es el amor, el poeta busca enfrentar el presente de la relación amorosa a su duración («longitud de latidos prolongándose»). El primer poema, «Claridad» evoca la figura de la persona amada desde la infancia, a través de las fotografías, pero concluye en el tiempo futuro: «con la piedad que nos despertaremos / uno al otro, tras años de estar juntos». El poema «Ejemplo a no seguir» llega un poco más lejos, hasta la mutua finitud: «Cuando no quede nada de nosotros» es su primer verso. Y por ello no parece casual que otro poema cite el último terceto de aquel célebre soneto de Garcilaso que empezaba «En tanto que de rosa y azucena» y la tradición ha convertido en emblema del carpe diem: «Aprovecha el tiempo presente» clamaba desde él el poeta renacentista, pero Andrés González Castro le enmienda un poco el lema y tras sus poemas lanza otro mensaje que parece casi revolucionario en estos tiempos en los que el carpe diem es un tópico, pues sólo parece tener existencia el presente. Los poemas de Maniobras diversivas claman: «Aprovecha el tiempo futuro para el amor»; una expectativa de tiempo que subraya su máximo valor como distracción del gran enemigo en la batalla de la vida.


Las dos secciones siguientes son, en sí mismas, la crónica de las múltiples contiendas del vivir. Sus títulos, «Las puñaladas» e «Invitación al desaliento», son en sí mismos un cántico al optimismo. Acaso la contienda más interesante sea la expuesta en el poema «Así las cosas», un impresionante ajuste de cuentas contra la inautenticidad de las experiencias —«Sin verdadera experiencia del dolor»… «Sin verdadero sentido de la realidad»… «Sin un firme concepto del amor»—, que convierte dolor, realidad y amor en «sombras chinescas en una pared».La última sección, «Recursos propios» reúne, a modo de cajón de mesilla de noche, las concepciones íntimas. El último poema se titula «Xavi» y en él parecen culminar, a la manera barroca, todas las maniobras que la vida ofrece para distraer al enemigo, o tal vez para distraernos del enemigo. En el último verso Andrés escribe: «cenizas de una llama que te amó»No quería acabar este pequeño relato del libro sin recordar que uno de los poemas de esta sección trata de todos vosotros, y como estáis aquí presente, bueno será agradecerle al poeta que haya contado con nosotros. El poema, que hace balance de las posesiones del alma, empieza diciendo: «Cuento con la fortuna» y sigue contando con la mujer, con los amigos con la salud y cierra esta frugal enumeración de riquezas personales hablando de vosotros:


Y aunque también te sepa
al par cercano y díscolo,
lector, cuento contigo.


Andrés, muchas gracias, también tus lectores contamos —encantados y entusiasmados— contigo, con tu lucidez y tu humor tristes, con tu tristeza que acaricia e ilumina, y que tanto se parece a lo que entendemos, en estos momentos de tanto ruido, por auténtica poesía.

martes, 23 de septiembre de 2008

Reseña de José Luis García Herrera en su bitácora

[Enlace al artículo original.]

Andrés González Castro (l'Hospitalet de Llobregat, 1974) presenta los próximos días 19 y 22 de septiembre, en Martorell y Barcelona, y presentado por Iván Sánchez Moreno y José Ángel Cilleruelo (respectivamente por fechas y ciudades) su último libro de poesía publicado Maniobras diversivas. Con este libro recibió el Premio Nacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández 2005. Andrés es un joven poeta con una obra importante publicada: Retablo de Nueva York, Obra Nueva precedido de Currículum vítae, Epigrames del Mas d'en Gall, en catalán, y este último que presentará próximamente. Creo que no exagero lo más mínimo si me aventuro a decir que Andrés está llamado a ser uno de los poetas más importantes de su generación. Su poesía tiene la virtud de ser audaz, moderna, crítica (con la sociedad y con los tiempos que tocan vivir), con un agudo sentido del humor, lleno de una fresca ironía y con el amor como motor existencial sobre el que giran todos los temas. Muchos de todos estos aspectos, por no decir que todos, están reunidos en Maniobras diversivas. Iván Sánchez Moreno escribe en el prólogo del libro: "El título ya apunta maneras. Maniobras diversivas hace referencia a una estratagema para derrotar al enemigo. Pero en esta ocasión la batalla es consigo mismo, una lucha -feroz a medias, burlona y mordaz, cruel aunque irónica- de la que uno, inevitablemente, sale rendido, si no vencido, pero satisfecho." Es un libro de enormes hallazgos, de una poesía escrita para explicarse el mundo, para encontrarse y buscar respuestas para todo aquello en lo que andamos buscando respuestas eternamente. Es una poesía que, en medio del caos que supone vivir y continuar vivo, logra encontrar ese resquicio por donde entra, a borbotones, la sonrisa.

De este libro os muestro un poema titulado "Ejemplo a no seguir", que ejemplifica bastante bien, creo, toda la ingeniería poética con la que Andrés compone sus poemas: desencanto, ironía, la palabra justa y precisa en su momento, el dominio del ritmo y el amor como colofón a una historia en la que nos reflejamos todos.

EJEMPLO A NO SEGUIR

Cuando no quede nada de nosotros,
ni siquiera la estela de lo tanto
que nos hemos querido sin saberlo,
ni humo o tierra o sombra,
ni el anónimo polvo que en su día
puesto en pie fue tú y yo, carne de sueño,
cuando no gire un átomo en su órbita
y no seamos el edificante
ejemplo para muchos que creemos
ser en días radiantes,
otros también, desesperadamente,
habrá que en un rincón
oscuro del planeta
lloren con la torpeza
sincera y desmañada
con la que nos lloramos tú y yo.

Reseña de José Ángel Cilleruelo en El Ciervo

[Enlace al artículo original: MANIOBRAS DIVERSIVAS]

Andrés González Castro nació en 1974, justo antes de que el país –su carregosa poruga ambigua pàtria (“cargante asustadiza ambigua patria”)– pusiera un punto y aparte en la historia. Nació en Barcelona. En la era democrática, en Cataluña, se educa en dos lenguas, ¿en cuál se escribirá? La respuesta de la primera generación de la Democracia ya se ha pronunciado: en las dos. Y este mismo curso, González Castro ha publicado un libro como Andrés, este Maniobras diversivas, y otro como Andreu, Epigrames del Mas d’en Gall. Es pronto, quizá, para vislumbrar la dimensión de este fenómeno –¿cómo lo juzgará la historia literaria, tan apegada a una lengua?–, pero se intuye cuál puede ser el camino ideal. No parece que el bilingüismo literario se conforme con la actitud indiferente ante la lengua, sino que prefiere la bifurcación poética, en la senda pessoana, en la que un poeta escriba de manera diferente en cada lengua, conforme el peso del sonido, el sentido y la tradición de cada una. Este es, sin duda, el caso de Andrés / Andreu.

Las dos columnas que sostienen la poética de González Castro, el realismo y la ironía, aparecen ya, tal como en sus libros precedentes –Currículum Vítae y Obra nueva– en el título. Maniobras diversivas es un término militar para señalar las acciones que distraen la atención del enemigo. Si se tiene en cuenta que el libro habla, en cada una de sus cinco secciones, de la poesía, del amor, del desamor, de las frustraciones –propias y colectivas– y de las concepciones íntimas, se comprende inmediatamente el sentido que se da a la vida, en una tradición barroca que late en cada libro con más fuerza, de distracción frente al enemigo. Para la formulación del contrincante recurre a un término de raíces existencialistas: “cuando agitas el aire… / echas fuera de mí a ese mentecato / que se arroja a los cardos de la angustia”. Una “Nana” que hubiera sido muy del gusto de Unamuno acaba de una forma estremecedora: “duerme… / Todavía no vienen a por ti. / He dicho todavía”.

El conflicto –bien combate abierto, bien estrategias que lo distraen– vertebra el libro. En sus intenciones últimas –la vida concebida como lucha contra la angustia– y en la ideación de cada texto. La primera sección reúne los versos metapoéticos; los dos primeros: “Aunque a veces te olvide, / ¿me vas a abrir la puerta?” Poeta y poesía pelean ante la existencia del poema. El habla y la descripción realista siguen siendo sus fuentes lingüísticas más relevantes, aunque se advierte la búsqueda de una intención poética que las trascienda. El poema “Casa del aire”, uno de los mejores, es un buen ejemplo de la rotunda ambición simbólica de los elementos extraídos de la realidad. La segunda sección, una pequeña colección de poemas amorosos, presenta una refriega más sutil. En esa encrucijada de tiempos que siempre es el amor, el poeta enfrenta al presente la duración (“longitud de latidos prolongándose”), incluso la mutua finitud (“Cuando no quede nada de nosotros”). No es casual que otro poema cite el último terceto del soneto de Garcilaso emblemático del carpe diem. Aprovecha el tiempo futuro para el amor, sería el lema de González Castro; expectativa de tiempo que está y no está en el amor del presente, distracción de la batalla. Las secciones finales son, en sí mismas, la crónica de las múltiples contiendas del vivir. Acaso la más interesante sea la mencionada en el poema “Así las cosas”, un impresionante ajuste de cuentas contra la inautenticidad de las experiencias –dolor, realidad, amor–, que las convierte en “sombras chinescas en una pared”.

José Ángel Cilleruelo

PROFESIÓN DE FE

Iré a comulgar
tu pezón redondo,
mi amor, al altar (p. 35).

sábado, 20 de septiembre de 2008

Han publicado la noticia de las presentaciones...

La ventana del Segura

Diario Información

aMartorell.com

ACEC

Ajuntament de Martorell

Miguel Hernández Virtual

Presentaciones de Maniobras diversivas


El poemario se presentará de momento en los siguientes lugares:


Martorell
Presentación a cargo de Iván Sánchez Moreno
19 de setembre, 19:30 h
Casa de Cultura de la Vila
C. Francesc Santacana, 13


Barcelona
Presentación a cargo de José Ángel Cilleruelo
22 de setembre, 19:30 h
Aula dels Escriptors - Ateneu de Barcelona
C. de la Canuda, 6, 5ª planta

NOTA: Si quieres que el autor presente su libro en tu pueblo, ciudad o país, ponte en contacto con él a andreu@gonzalezcastro.net.

viernes, 15 de agosto de 2008

Entrevista de Rebeca Serrano y Asun López para El eco hernandiano

1. ¿Qué motivos le llevaron a presentarse al Premio Nacional de Poesía “Miguel Hernández”?

Mentiría si dijera que no me presento a muchos otros premios, aparte de este. No quiero parecer descortés con esta afirmación, pero esa es la verdad. Para un autor novel, concursar es lanzar al mar una botella con un mensaje de socorro que lo salve de su aislamiento. Lo habitual es que nadie lea ese mensaje, que la botella y su mensaje naveguen a la deriva y acaben en los respectivos contenedores de recogida selectiva de basura. Pero a veces sucede que el poemario llega a manos de un Jurado independiente y entendido, como en el caso del Premio Nacional Miguel Hernández, y el autor se encuentra con un premio bajo el brazo. Entonces todo parece que no podía haber sido de otra manera, pero sólo entonces, a toro pasado.
La publicación a cargo del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, por otra parte, es una garantía de distribución del libro. ¿De qué sirve publicar si no se llega a las librerías, si nadie puede leernos?

2. En su poemario Maniobras diversivas vemos reflejado el sentimiento del amor y un matiz social, todo ello acompañado de un gran sentido del ritmo. ¿Qué mensaje pretende hacer llegar al lector?

El título, de resonancias bélicas, alude a las operaciones que tienen como objetivo distraer al enemigo del propósito central de una batalla. Son batallitas que apartan la atención de esa otra determinante que se libra en otro sitio. Por un lado, titular Maniobras diversivas a un poemario es una captatio benevolentiae, una manera fingida de ganar la simpatía del lector al rebajar los poemas a distracciones de poca entidad, a bagatelas. Por otro, es una llamada de atención al propio autor, a quien a veces le da la impresión de que pierde el tiempo con su poesía y no aborda temas de entidad. De este modo, calificar a sus poemas de “maniobras diversivas” es tanto como confesar que son entretenimientos y obras más bien imperfectas. De todas maneras, me parece que el título es evocador y que no se agotan sus significados con estos que aquí expongo.

Por lo que hace al sentido del ritmo, habrá quienes vean en mi manera de versificar una limitación, una falta de recursos. Yo lo entiendo más como una opción. Lo cierto es que no me suelo apartar de los viejos modelos métricos italianos, a los que añado de tanto en tanto un eneasílabo. Si el poema fluye, suele ser porque haya antes tachado y vuelto a tachar. Una libreta de versos debe ser como el lugar retirado del camposanto en que yacen los pequeñuelos muertos prematuramente. “Murió con sólo dos versos. Descanse en paz”. El “escribo como hablo” es la gran mentira de la poesía, la naturalidad a que aspiramos todos los que manipulamos juegos de artificio.

En cuanto al amor y lo social, me debo remitir obligadamente a Miguel Hernández: “Vida, muerte, amor. Ahí quedan / escritos sobre tus labios”. Ocuparse de la sociedad en la que uno vive es algo inherente a estar vivo; y amar, si se me permite la cita del poeta Eduard Sanahuja, es también vivificador porque “Al final de cursa, de la nostra, / només hi haurà un balanç, dues preguntes: / qui has estimat, qui t'ha estimat a tu”.

3. En la Fundación Cultural Miguel Hernández se realizan diversas actividades como exposiciones, Taller de Empleo, elaboración de la revista digital e impresa El Eco Hernandiano ¿Cree que con éstas se está consiguiendo divulgar mejor la figura del poeta oriolano?

Si en su archiconocida semblanza Antonio Machado decía de sí que atañe al lector distinguir voces de ecos, lo que corresponde a quienes velan porque la voz de Miguel Hernández siga resonando es hacerle eco. La revista contribuye sin duda a este fin.

4. ¿Qué opinión le merece la obra de Miguel Hernández?

Miguel Hernández está muy hondamente imbricado en mi poesía y lo siento muy cercano en concepciones poéticas. Cuando uno piensa a qué debiera parecerse un poema a la muerte de un ser querido, le vienen tres modelos a la cabeza: las "Coplas" de Manrique, el "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías" de Lorca y la elegía hernandiana a Ramón Sijé.
Por otro lado, la poesía de Miguel Hernández tiene la frescura y el empuje vital del joven que fue siempre y que yo soy ahora todavía. Sin querer abusar del paralelismo, pues el oriolano es históricamente mucho más relevante que yo, alguna semejanza hay en el modo apasionado de entender la poesía.

Por último, a nadie se le escapa que la popularización de Miguel Hernández le debe mucho a Joan Manuel Serrat. Quien haya oído al Noi del Poble Sec cantar poemas del de Orihuela, le parecen lo más normal del mundo formulaciones tan aquilatadas como “la pena tizna cuando estalla” o “ella pondrá dos piedras de futura mirada”. Ya no puedo leer algunos poemas sin tararearlos.

Poemas de Maniobras diversivas en revistas y bitácoras

Siempre es especialmente agradable que alguien que no conoces se interese por un poema tuyo. Es el caso de la bitácora Abarognòsia .

Aparte de este blog, los amigos de El coloquio de los perros, que siempre me han tratado muy bien, han tenido a ídem publicar un par de poemas del mi último poemario.

El ganador en 2006 del Miguel Hernández para menores de 35 años anduvo detrás de la publicación de Deriva de algunos poemas más.

Al amigo José Luis García Herrera se le ocurrió citarme en su bitácora.

Mensaje electrónico de JLGH

He leído unos cuantos poemas, saltando de una parte a otra, de forma aleatoria, y me he encontrado con una poesía (una voz, una poética, un estilo) que conozco y que despliega la calidad, el humor, la ironía, la habilidad para captar aquellos pequeños actos cotidianos, que siempre he encontrado en tu poesía y que son los aspectos que más destaco, admiro y, reconozcámoslo, envidio. Esto último lo negaré pese a haberlo dicho o escrito.

Carta de MF

Estimado amigo, antes que nada debo felicitarle por la obtención del Premio Miguel Hernández (2005). Aprovecho también para agradecerle que me lo haya hecho llegar.

Debo decirle que la lectura de Maniobras diversivas me ha resultado muy agradable. Su poesía es, como toda buena poesía, una lograda síntesis de emoción y sentimiento. De sentimiento y revelación.

viernes, 1 de agosto de 2008

Carta de José Carol

24 – V – 2008

Gran poeta: tu libro, galardonado con uno de los premios más prestigiosos, el Miguel Hernández, ha visto la luz.

Luz, sinónimo de poesía, pues esta ilumina la vida y el espíritu de los mortales. Te confieso que, en cuanto llevaba leídas las primeras páginas, quedé deslumbrado –obra vez la luz– por la extraordinaria calidad –ni un solo fallo, ni una carencia, ni un chirrido– en tus poemas y recordé los primeros textos que leí de ti. ¡Qué gran ascenso, qué prodigiosa superación! Estás entrando en el camino de tu plena madurez y no dudo de que, con paso firme y continuo, continuado, te adentrarás en él. Vaticino que pronto estarás en la cima, con otros nombres, de la lírica española actual. Para ello te falta que te publique una editorial con peso en el mundo de la comunicación. Pero no te impacientes, ni fuerces la máquina. Sigue creando tu ritmo y publicando donde puedas. Todo llegará sin ti mismo darte cuenta.

Me hubiera gustado comentarte detalladamente cada poema, mas el excepcional prólogo que ha escrito Iván Sánchez –exacto, profundo, exhaustivo– me lo impide. Pocas veces se lee un prefacio tan completo y de tanta enjundia. Felicítale.

No obstante, como deseo también señalar yo algo en concreto, aporto lo siguiente: de la primera parte, mi predilección es para “Vuelta a casa”; de la segunda (“Piel, paraíso”, acertado título), me ha anonadado la sublime perfección del brevísimo poema “Profesión de fe”; de la tercera, “Único amor”; de la cuarta, “Huida de Auschwitz”, y de la última sección, denominada “Recursos propios”, me quedo con “Parte meteorológico”. Me apresuro a esclarecer que, en realidad, me han entusiasmado todos los poemas, sin una sola excepción, si bien selecciono los antecitados por manifestar algo en particular y que no se reduzca esta carta a las afirmaciones generales de la primera franja. Todos son de mi preferencia.

A partir de ahora, tu nombre estará unido al del grandísimo Miguel Hernández, y no dudo de que su muy noble y muy notable sombra te resultará benéfica.

Un abrazo muy cordial,

José Carol

Presentación de Aitor L. Larrabide Achútegui

El Premio Nacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández, convocado por el pueblo que vio nacer al universal oriolano bajo el nombre del poeta desde 1976, es un galardón que, desde sus inicios, tiene como principales objetivos ofrecer la oportunidad de difundir la obra de jóvenes creadores comprometidos con la responsabilidad de innovar y ofrecer los frutos de dilatadas horas embriagados de silencio e incertidumbre ante el folio en blanco. El Premio está avalado por los jurados que lo han otorgado, las buenas críticas y el favor de los lectores, destinatarios últimos del mismo.

Andrés González Castro obtuvo el Premio en marzo de 2005. El Jurado, presidido por José Luis Ferris en su condición de miembro del Patronato de la Fundación, estuvo integrado por el poeta oriolano Ramón Bascuñana, el profesor y patrono de la Fundación Francisco Javier Díez de Revenga, el también profesor Ángel Luis Prieto de Paula, y Alejandro Sanz, secretario del Ateneo de Madrid y presidente de su Sección de Literatura. El director de la Entidad convocante, Juan José Sánchez Balaguer, ejerció de secretario del Jurado. El libro fue calificado como un texto “escrito desde el asombro por la vida” en el que aflora el aliento amoroso y un matiz social, acompañado de un perfecto conocimiento del oficio de poeta y dotado de un gran sentido del ritmo.

Desde la Fundación Cultural Miguel Hernández deseamos expresar nuestra satisfacción por la alta calidad poética del presente volumen, repleto de versos memorables, los que hacen perdurable y eterna la voz de su autor.

Prólogo del libro a Maniobras diversivas

Por Iván Sánchez Moreno

Este libro es una trampa: hay que sufrir para gozarlo. Por eso mismo, para muchos, la creación literaria tiene tanto de catártico. El espejo de la vida es ahí más que evidente, y en el caso del autor, cada obra parece un ajuste de cuentas que, sin embargo, acaba siempre en tablas... hasta la próxima contienda, con fuerzas renovadas y más heridas abiertas.

El título ya apunta maneras. Maniobras diversivas hace referencia a una estratagema para distraer al enemigo. Pero en esta ocasión la batalla es consigo mismo, una lucha –feroz a medias, burlona y mordaz, cruel aunque irónica– de la que uno, inevitablemente, sale rendido, si no vencido, pero satisfecho.

Banderas del ejército de lo que aún no ha sido
ondean su blancura, me vuelven a retar (...)
ondean su blancura y me incitan a firmar
de nuevo un armisticio con mi buena conciencia.
“Banderas”

En esta declaración de principios el poeta manifiesta su postura poética frente a la vida, condenado ya de antemano a perder ganando.

Las dos citas iniciadas de Szymborska y Unamuno son, de hecho, en apariencia tan vitalistas como engañosas, pero sobre todo señuelos, pues luego vienen, a mitad de camino, las puñaladas cuando menos se lo esperen. No obstante, se acuerda la tregua tarde o temprano, cuando el poeta advierte que en esta guerra sin cuartel contra sí mismo no puede haber nunca paz, pero sí algún día calma. Por ende, escribir (como ejercicio de autoanálisis) es a la par ablución y tortura, guarida y fosa, hiel y miel.

La poesía es una casa, adusta y hosca, una domus interior surcada al azar por grietas y expuesta así al público, sin intimidad apenas, almacén de vicios privados con goteras en tardes de lluvia tristes. Lo más privado está ahí, agazapado entre versos con tobillos de cristal. El hogar, que no es nunca allí donde uno vive sino allá por donde uno va, son los libros. Un escondrijo falaz, frágil, que de reducirse a escombros, no deja de ser parte de lo que uno es y ha sido:

Si alguna vez me pierdo en la tristeza
y me notáis ausente,
idme a buscar allí.
Por las jambas sin puerta
el frío entra en su casa.

Idme a buscar allí:
en las ruinas de todo.
“Casa del aire”

En ese primer bloque en que el autor compendia la poética, confiesa su tortuosa relación de amor y de odio con la poesía (como expone en el inicial “Vuelta a casa”). Mas también reivindica el recuerdo de los más vivos que ya murieron (“Grietas”) porque la poesía es, como todas las artes, un artefacto de inmortalidad. Componer un poema es igual que erigir barricadas entre el yo y la pena. Un refugio virtual donde guarecerse y resguardarse de la fea realidad, congelado en el tiempo, con paredes frágiles de papel. Pero refugio, al fin y al cabo.

La poesía es también piel y paraíso, galletitas saladas para corazones sedientos. El amor, en la obra de del poeta, es a veces frío (quizá en exceso idealizado –¡craso error de amante crudo!– como en “Geografía práctica”), otras candoroso (“Claridad”) y otras (casi siempre, como debe ser) informal y travieso: “Mi boca es pedigüeña / porque tiene pendientes los atrasos”, dice en “Bovis Vobiscum”.

Mas, ay, pasa que hay días en que uno se levanta con el pie izquierdo, con una mala resaca de felicidad ajena, pensando que tal vez aquello en que se transformó un frustrado cariño de antaño se alimenta hoy sólo de carroña humana (“El buitre”, “La puñalada”). Justo en el ecuador de este libro, la mirada amatoria del poeta se vuelve cínica y dura. Sin amor no hay desamor, y es este el más criminal pago por un sentimiento tan fugaz y mutable que antiguos trovadores prometieron eterno. Malditos ilusionistas.

Lo peor viene luego, en la sección intitulada “Invitación al desaliento”. Abre el bloque el poema “Contrapunto”, de apropiado –por irónico– título, en el que el autor parece despertar esperanzado. Como si tras la tormenta forzosamente hubiera de aparecer un arco iris rociándolo todo con su misericordia.

Pero no. Porque también llega –para quedarse– ese pegajoso desasosiego por el tiempo que pasa, inexorable, y por esa vida que arrasa con todo a su paso y que, con paciencia, parece, todo lo cura.

Todo locura: cuando el dolor se torna ya casi insoportable (“Madre es un nombre de ceniza / disuelta en aquel río / picoteado por los pájaros” se lee en “Huida de Auschwitz”) aún le clava el diestro la puntilla de gracia al toro bravo, acabando con una nana para un condenado a muerte, antes de dormir el sueño eterno.

En los últimos “Recursos propios”, el poeta saca fuerzas de flaqueza y se yergue de las ascuas de la angustia vital cual fénix existencialista. Se expresa antimilitarista cuestionando la utilidad de una estatua, se apoya en amigos y amantes (“Una mano”), se muestra rebelde contra viejos valores morales que se apolillan en sucios desvanes que huelen a rancio y a olvido (“Reyes godos”)... Y, al final, quizá es que no hay para tanto. Que no todo va a ser un disgusto a cambio de nada (“Parte meteorológico”).

Porque es de nuevo aquí, en esta parte del libro, el acto de escribir el ancla salvadora de ese naufragio cantado, y halla el autor en el lector un aliado eficaz, una ignota y silenciosa presencia a quien legar su recuerdo y su pensamiento. Ése –y no el calvario propio– era el motivo de revolverse las carnes con el filo de una hoja y garabatear unas pocas líneas con tinta ensangrentada.

Se cierra así el círculo que va del grito callado a la soledad compartida, y por en medio se cuela sin verlo ese efecto de puridad de una catarsis taimada. Bienvenido entonces a este mal rollo con final feliz. O no, mejor dicho, a este diario con enmienda a palos. A ver si van a creerse que la poesía es inocente...

jueves, 31 de julio de 2008

Reseña por Carlos Benítez Villodres

EL ESPEJO DE LA VIDA. MANIOBRAS DIVERSIVAS, de Andrés González Castro
Premio Nacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández de Poesía 2005.
Edita Fundación Cultural Miguel Hernández. Orihuela (Alicante), 2008. Págs. 72.

Tras sumergirme hasta el fondo profundo de las aguas oceánicas de esta combativa y asombrosa y atrayente obra literaria de González Castro, me encuentro con su autor, un hombre poeta. Un creador literario inquieto y rebelde, paradójico y contradictorio…, cualidades estas sumamente positivas para un luchador nato, en guerra constante consigo mismo y con los guerreros de un orbe siempre preparados para combatir. Un poeta que va al encuentro de la paz interior, acosado de dudas de todo tipo en especial religiosas y existencialistas. Al tocar, con el intelecto y los sentimientos las profundidades arenosas, las menos, montañosas y abruptas, las más, de esta obra percibo su esencia, catarsis de una intensa actividad intelectual y de una lucha sin tregua del autor con él mismo.

En el sublime y feraz prólogo de Iván Sánchez Moreno leo: “La poesía es una casa, adusta y hosca, una domus interior surcada al azar por grietas y expuesta así al público, sin intimidad apenas, almacén de vicios privados con goteras en tardes de lluvias tristes. Lo más privado está ahí, agazapado entre versos con tobillo de cristal. El hogar, que no es nunca allí donde uno vive, sino allá por donde uno va, son los libros. Un escondrijo falaz, frágil, que de reducirse a escombros, no deja de ser parte de lo que uno es y ha sido”. …En la casa del aire cae la lluvia / sobre los cuerpos, no sobre el tejado. // Si alguna vez me pierdo en la tristeza / y me notáis ausente, / idme a buscar allí. / Por las jambas sin puerta / el frío entra en su casa. // Idme a buscar allí: / en las ruinas de todo. // (Fragmento final del poema "Casa del aire", p. 26).

La poesía de Andrés González se caracteriza por su notable ingenio, el responsable de los conceptos novedosos, las paradojas, juegos de palabras y sutiles y brillantes analogías. Las batallas que aparecen en sus poemas suelen ser combativas e implacables, desairadas y cáusticas, despiadadas pero, a la vez, impregnadas de una sutil ironía, sobre todo cuando trata temas relacionados con su propia vida, con la del orbe y con la de su entorno. Ciertamente su proteica habilidad para estar siempre a la vanguardia de los cambios lo convierte en un poeta en perpetua lucha consigo mismo, como ya quedó reflejado en el primer parágrafo, contra su propia tradición y la oscuridad que lo atrapa, tanto a él como a sus semejantes. Además, posee esa avasalladora capacidad para dar con poderosas imágenes y músicas poéticas. …Me reclama otra vez la angustia del gorrión, / el fósil del caballo, la flor desamueblada. // Me reclama el cajón entreabierto del sueño, / la ciudad cenagosa, la aérea aluminosis. // Ondean las banderas ejércitos innúmeros / que piden carta blanca para enturbiar el agua / que dormita al arrullo de la autocomplacencia. // Me reclaman las luces. Las sombras me reclaman. // (Del poema "Banderas", p. 18).

González Castro siente, como constantes pulsiones irrefrenables, la imperiosa necesidad de crear puentes de palabras para cruzar abismos, interiores y exteriores, presentidos por él, utilizando para su construcción elementos propios de su riqueza cultural, la cual se acrecienta día a día, gracias a su personalidad íntegra creadora e infatigable, desde la cual trabaja sus pensamientos poéticos -los más abstractos de todos-, que nacen como una de las formas de vida. Con estos instrumentos de la mente, se expresa libremente, desde el lenguaje, utilizando palabras, imágenes, silencios, ritmos, sonidos, signos, colores… De esta forma, nuestro poeta puede modular o entonar el canto de su entendimiento, y a veces transmutarlo en vida, abriendo una interpretación semiótica entre sus mundos internos, entre él y la vida, entre su yo y la naturaleza… Lo cual no supone que su sentido resulte evidente ni inteligible, pues acostumbra a decir lo indecible con un equipo verbal de combate, que a veces es preciso aprender a interpretar como una concentración explosiva de los muchos juegos de lenguaje posibles, fruto elaborado de la intensa emoción que pueda provocar en nuestros corazones el acontecimiento de ser poeta o lector de poesía. Aconsejo a las nubes la piedad, / la compasión a los amaneceres, / el arrepentimiento / al insulto fragante de las flores. // El día llega para recordar / que no trae esperanza para ti / y, más que esa costumbre, lo que hiere / es lo hermoso de todo. // (Poema "Contrapunto", p. 49).

El autor de este libro es, sin duda, de los más serios y originales en el universo poético. Tiene un dominio notable del idioma y de la técnica del verso. Además, tiene el don de la síntesis; sabe mirar y cantar sin apartarse de la tierra y del hombre, de la vida y de la muerte, pero comunicando siempre una visión personal y nueva de la poesía creada y tamizada por su talento y su inspiración.

En Maniobras diversivas descubrimos verdaderos secretos de la magia poética de Andrés González, quien busca y encuentra nuevas expresiones, nuevos símbolos, audacias permanentes para hablar al hijo. ¿Triunfa la vida sobre la muerte o ésta sobre aquélla? Como el poeta es consciente de que el recuerdo es la única victoria de la vida sobre la muerte, es por lo que le pide a su hijo que por siempre lo tenga vivo en su memoria. Xavi, tú que has trepado, / jugando por mis piernas / hasta el rincón sonoro de mi beso, / pequeño ser alado / al que habitan manadas / de sueños todavía no corruptos, / mágica criatura / que cree en los Reyes Magos, / gatos con botas, lobos sanguinarios: /acuérdate de mí / cuando yo sólo sea / cenizas de una llama que te amó.// (Poema "Xavi", p. 67).

Andrés González Castro divide esta obra en cinco bloques: Casa; Piel, Paraíso; Las puñaladas; Invitación al desaliento; Recursos propios. Cada parte de este poemario consta de siete poemas. Por consiguiente, lo componen treinta y cinco creaciones poéticas: veintiocho son poliestróficos y los restantes, monoestróficos. En ellos, predomina la estrofa heterométrica y el verso blanco heptasílabo y endecasílabo, aunque también trabaja el poeta el alejandrino, el heptasílabo, el octosílabo… Sobre lo manifestado, sirva de ejemplo esta estrofa del poema Historia triste del racionamiento, p. 44: Pienso en ti y enseguida mi recuerdo / se va hacia los cafés de la posguerra / donde servían malta / tostada por café. / En tiempos de estraperlo y carestía / a todo se acostumbraba el paladar. // En cuanto a la serie de figuras retóricas utilizadas por el autor, sobresalen determinados recursos expresivos del plano léxico-semántico.

Poesía extraña, noble, pura, con la madurez de las espigas que pueden ir al molino, es ésta de González Castro, definitivo valor de nuestra poesía; viva lección para tantos poetas que apenas si alcanzan una caricatura de lo que es la verdadera poesía, eterna, inactual, presente.

Ésta es, pues, una obra de gran calado, profunda y a la vez clara, de las que rebasan el mundo de los especialistas para acercarse al gran público. Es de agradecer que sea así tratándose de algo tan humano como la poesía.

Carlos Benítez Villodres
Málaga – España
http://www.carlosbenitezvillodres.es/

[http://www.carlosbenitezvillodres.es/paginas/criticas_literarias/061_maniobras_diversivas_andres_gonzalez_castro.pdf]

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Opiniones del jurado: José Luis Ferris (y V)

Nació en Alicante en 1960 y se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca. Poeta, novelista y autor de diversos ensayos recibió el galardón del Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana por su primer libro de poesía, Piélago.
Ha participado como miembro del Jurado de los Premios Nacional e Internacional de Poesía que convoca de forma anual la Fundación Cultural Miguel Hernández, siendo Presidente del Jurado del Premio Internacional de Poesía.

1. ¿Cuál es su valoración sobre los trabajos presentados al Premio?

La verdad es que de los diecisiete que se han preseleccionado ha habido bastante nivel, sobre todo había ocho trabajos finalistas sobre los que hemos hecho la discusión más seria, más rigurosa. Nos ha costado mucho decidir entre los tres últimos porque cualquiera de los tres tenía nivel para el premio. Pero había que votar por uno, no había ninguna otra opción.

2. ¿Qué puede usted destacar del poemario ganador?

Es un libro que hace un guiño y un homenaje a los clásicos pero hecho desde la modernidad total y es realmente emotivo. No hacer un poema culturalista para hablar quién fue Catulo o quién fue Tito Libio o quién fue Ovidio pero sí hablar de una experiencia personal amorosa, actual y real, utilizando a los clásicos, no deja de ser ese juego que es la poesía, la buena poesía, ese juego entre tradición y vanguardia.

Opiniones del jurado: Ramón Bascuñana (IV)

1. ¿Cuál es su valoración de los trabajos presentados al Premio?

No sé si los demás miembros del Jurado estaban de acuerdo conmigo, pero como miembro del Jurado el año pasado puedo opinar, y la calidad este año es mucho menor con respecto al año pasado, en el que estuve haciendo la preselección y vi que había más calidad, había mejores poemarios, y este año dentro de lo que había hemos premiado el que era más interesante, el que más nos ha gustado a todos pero la calidad creo que es más baja que la del año pasado, y también la participación es menor, creo recordar que el año pasado fueron 120 y este año solo 42.


2. ¿Qué puede usted destacar del ganador?

El libro está bastante bien estructurado, me parece que el título “Maniobras Diversivas” dice mucho sobre el tema del poemario. Yo lo entiendo como maniobras diversivas contra la muerte, la vida es una serie de maniobras, de defensas que nos vamos poniendo para enfrentarnos a la muerte. Entonces, todo el poemario está situado en torno al amor, que es una de las maniobras, como también la amistad. Trata esos temas, a veces con matices sociales, que son las mentiras o las verdades que nos vamos montando para ir defendiéndonos de la vida, porque al final somos personas para la muerte, la muerte es el final, pero mientras que llega tú no quieres pensar en ello, entonces te vas inventando cosas. Creo que el libro habla de eso, las maniobras que vamos haciendo para defendernos del final.
Con una estructura clásica, en la que usa muchos endecasílabos, un soneto, formas poéticas muy utilizadas, en eso no es novedoso, lo novedoso está en el tratamiento. En esos poemas cuando aciertas, aciertas, y si te equivocas, te equivocas. Hay poemas más acertados y otros que no terminan de ser redondos.

3. ¿Cuál es su balance, con respecto a la participación en otros certámenes literarios?

Creo que esta por la media, que hay mucho presunto poeta, eso despista mucho, y luego ocurre que hay mucho poeta malo, porque hacer fotocopias de un poemario y enviarlo, cuesta dinero, pero la gente lo hace, aunque realmente los poemarios que envía la mayoría no son buenos. Creo que existe la idea de que la poesía se escribe con el corazón, no con la cabeza, y es al revés. Muchos poemarios se han escrito con el corazón y no con la cabeza, hay mucho poemario malo, mucho arrepentimiento, mucha cosa amorosa, pero que se queda en eso, no termina de saber dominar el sentimiento con la razón sino que lo expanden y entonces son todos muy malos, poemarios que no llevan a ninguna parte porque no están bien hechos, no están bien contrastados. La poesía es ritmo, es armonía, además del mensaje que tú más o menos quieres usar, entonces la mayoría carecen de ritmo y de organización, la intuición hay que emplearla bien. También hay gente que tiene muchos conocimientos de poesía y no tienen ninguna intuición. Tu ves poemarios perfectos que no tienen alma, les falta la chispa, y también poemas que tienen chispa pero están mal hechos. Pero tú eso lo valoras si eres poeta. Yo me quedo con la intuición, pero bien organizada, porque la intuición sin organización no sirve para nada. Prefiero que un poema tenga alma a que sea una serie de tópicos bien hechos. Prefiero la intuición, lo que ocurre es que es muy difícil que cuadre la intuición y la estructura. Tú valoras cada una, hay gente que valora más la razón y otra que valora más la intuición.

Opiniones del jurado: Ángel Luis Prieto de Paula (III)

Entrevista a ÁNGEL LUIS PRIETO DE PAULA

Miembro del Jurado del “Premio Nacional de Poesía”Ángel Luis Prieto de Paula, nacido en Ledesma (Salamanca), es doctor en Filología Hispánica, así como profesor de literatura española en la Universidad de Alicante, perteneciendo al departamento de Filología Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura. Especializado en las corrientes poéticas de la lírica española actual, también es poeta, ensayista y colaborador asiduo del suplemento literario “Babelia”, del diario El País. Autor de libros de investigación como La lira de Arión : de poesía y poetas españoles del siglo XX, publicado por la Universidad de Alicante, La llama y la ceniza : introducción a la poesía de Claudio Rodríguez, publicado por la Universidad de Salamanca o Musa del 68 : claves de una generación poética, publicado por Hiperión, así como distintos estudios sobre Tomás de Iriarte, una edición de la obra poética de Garcilaso de la Vega o del poeta latino Tito Lucrecio Caro. De entre sus poemarios publicados destacaremos Ortigia, en la editorial Taifa, o Compás del vacío, en Aguaclara.

1. ¿Cuál es su valoración de los trabajos presentados al Premio?

Hay un grueso de trabajos, como en todos los certámenes, que no llega a dar la calidad media. Pero sí hay seis u ocho trabajos, los finalistas, que sí son muy dignos. Lo que sucede es que resulta bien difícil optar por uno frente a los demás, pues ya no se mide en función de la calidad sino de las diferencias estilísticas. Es decir, que estamos ante libros muy dignos, sobre todo los tres últimos, pero que respondían a estéticas muy diferentes. Y claro, resulta muy difícil tratar de poner de acuerdo a todo el mundo, pues sobre una calidad parangonable, y más o menos semejante, debíamos decidir según sus estéticas. Por lo tanto, a pesar de que podrían haber obtenido el premio los otros dos trabajos, sólo había un premio y no tres.

2. ¿Qué podría destacar de la obra que ha salido ganadora?

Yo destacaría dos o tres rasgos que me llamaron la atención desde el principio. El primero es que tiene un aliento musical muy bien conducido a lo largo de todo el libro. Es decir, estamos ante un libro con poemas muy buenos y que no tiene poemas malos; y eso es algo que no siempre ocurre, pues había otros títulos que tenían poemas excelentes, pero que en cambio también tenían altibajos, que siempre refrenan un poco el entusiasmo. Entonces, este poemario es un libro musicalmente muy bien conducido. Nosotros no sabíamos que se trataba de un profesor, no sé si de un latinista, pues creo que tiene alguna publicación con poemas latinos, pero lo que sí era evidente es que tiene un conocimiento de la tradición clásica bastante pronunciado. Y, en este sentido, estamos ante un libro que, aunque no convencional, sí inserto en una tradición reconocible, muy bien conducido y llevado, de temática amorosa y con algún apunte social también. Así, no es el típico libro de poeta joven, en la medida en que tiene destellos pero también abundantes fallos, sino de un poeta bastante formado ya.

3. ¿Qué opinión le merece el “Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández”?

Tengo sentimientos contradictorios, porque a mí me parece necesario hacer que afloren las voces nuevas y, en este sentido, un premio de poesía joven es un premio que me parece muy bien porque permite esa emergencia a la superficie, al escaparate de la poesía, de poetas que, en otras circunstancias, tendrían muy difícil llegar a publicar. Y, como he dicho, tengo sentimientos contradictorios con este tipo de certámenes, y no con este en concreto, pues creo que en un certamen poético, y dado que hay tantísimos poetas y tantas voces intercambiables, no hay que apuntarse necesariamente a premiar cualquier cosa por el hecho de que sea joven, sino por el hecho de que sea bueno. En este sentido, tenemos tanto espléndidos libros de poetas jóvenes como malísimos libros de poetas con mucho oficio, y opino que el libro que aquí ha obtenido el premio es un buen libro de un poeta prometedor.

Opiniones del jurado: Francisco Javier Díez de Revenga (II)

FRANCISCO JAVIER DIEZ DE REVENGA

Nació en Murcia en 1946. Es doctor en Filología Románica, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Murcia, académico de Número de la Real Academia Alfonso X el Sabio de Murcia, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, entre otras distinciones y cargos. Ha obtenido los premios de Ensayo Ramón Sijé y Anthropos. Ha editado a diversos escritores clásicos y contemporáneos. Destacan Poesía española de vanguardia 1918-1936, El Contemplado, de Pedro Salinas, y Antología Poética, de Vicente Medina, todos ellos publicados en la colección Clásicos Castalia.

1. ¿Cual es su valoración sobre los trabajos presentados al Premio?
En un premio que se convoca para menores de 35 años suele haber mucha diversidad, por ejemplo en la calidad. Es decir, ha habido poemarios muy buenos, algunos muy destacables, también diversidad en cuanto a los estilos, en las formas de plantear el libro poético. Hay poesía de tipo social, más juvenil, más vanguardista, rompedora e incluso también poesía tradicional.Ha habido de todo en lo que se refiere al conjunto de poemarios.2. ¿Qué puede usted destacar del libro ganador?El libro premiado ha ganado limpiamente. Tenía dos méritos fundamentalmente y en los que hemos coincidido todos los miembros del Jurado. En un primer lugar, el tema es una celebración de la vida, es un repaso a través de seis partes, seis actitudes, un repaso del transcurso de la existencia y de la celebración de esa existencia.Se trata de un libro muy positivo y en ese sentido nos ha seducido por su planteamiento. Hay que decir que tiene una calidad de la que los otros libros carecen. Tiene un gran sentido del ritmo y organización de los poemas.
¿Cuál es su valoración de los trabajos presentados al Premio?No sé si los demás miembros del Jurado estaban de acuerdo conmigo, pero como miembro del Jurado el año pasado puedo opinar, y la calidad este año es mucho menor con respecto al año pasado, en el que estuve haciendo la preselección y vi que había más calidad, había mejores poemarios, y este año dentro de lo que había hemos premiado el que era más interesante, el que más nos ha gustado a todos pero la calidad creo que es más baja que la del año pasado, y también la participación es menor, creo recordar que el año pasado fueron 120 y este año solo 42.

2. ¿Qué puede usted destacar del ganador?
El libro está bastante bien estructurado, me parece que el título “Maniobras Diversivas” dice mucho sobre el tema del poemario. Yo lo entiendo como maniobras diversivas contra la muerte, la vida es una serie de maniobras, de defensas que nos vamos poniendo para enfrentarnos a la muerte. Entonces, todo el poemario está situado en torno al amor, que es una de las maniobras, como también la amistad. Trata esos temas, a veces con matices sociales, que son las mentiras o las verdades que nos vamos montando para ir defendiéndonos de la vida, porque al final somos personas para la muerte, la muerte es el final, pero mientras que llega tú no quieres pensar en ello, entonces te vas inventando cosas. Creo que el libro habla de eso, las maniobras que vamos haciendo para defendernos del final.Con una estructura clásica, en la que usa muchos endecasílabos, un soneto, formas poéticas muy utilizadas, en eso no es novedoso, lo novedoso está en el tratamiento. En esos poemas cuando aciertas, aciertas, y si te equivocas, te equivocas. Hay poemas más acertados y otros que no terminan de ser redondos.

3. ¿Cuál es su balance, con respecto a la participación en otros certámenes literarios?
Creo que esta por la media, que hay mucho presunto poeta, eso despista mucho, y luego ocurre que hay mucho poeta malo, porque hacer fotocopias de un poemario y enviarlo, cuesta dinero, pero la gente lo hace, aunque realmente los poemarios que envía la mayoría no son buenos. Creo que existe la idea de que la poesía se escribe con el corazón, no con la cabeza, y es al revés. Muchos poemarios se han escrito con el corazón y no con la cabeza, hay mucho poemario malo, mucho arrepentimiento, mucha cosa amorosa, pero que se queda en eso, no termina de saber dominar el sentimiento con la razón sino que lo expanden y entonces son todos muy malos, poemarios que no llevan a ninguna parte porque no están bien hechos, no están bien contrastados. La poesía es ritmo, es armonía, además del mensaje que tú más o menos quieres usar, entonces la mayoría carecen de ritmo y de organización, la intuición hay que emplearla bien. También hay gente que tiene muchos conocimientos de poesía y no tienen ninguna intuición. Tu ves poemarios perfectos que no tienen alma, les falta la chispa, y también poemas que tienen chispa pero están mal hechos. Pero tú eso lo valoras si eres poeta. Yo me quedo con la intuición, pero bien organizada, porque la intuición sin organización no sirve para nada. Prefiero que un poema tenga alma a que sea una serie de tópicos bien hechos. Prefiero la intuición, lo que ocurre es que es muy difícil que cuadre la intuición y la estructura. Tú valoras cada una, hay gente que valora más la razón y otra que valora más la intuición.

Opiniones del jurado: Alejandro Sanz (I)

ALEJANDRO SANZ

Alejandro Sanz nació en Madrid el 3 de mayo de 1967. Actualmente es Secretario Segundo del Ateneo de Madrid y presidente de la Sección de Literatura. Colabora como coordinador literario de la revista “El Ateneo”. Es licenciado en Filología Hispánica y ha sido editor de las obras completas del poeta y crítico José Luis Cano. Igualmente preparó la edición de “Poemas de la consumación”, de Vicente Aleixandre, en el año de su centenario. Actualmente trabaja de forma incansable por la recuperación de la figura del Premio Nobel sevillano y de su obra. Este año ha sido miembro del Jurado del Premio Nacional de Poesía “Miguel Hernández”.

1. ¿Cuál es su valoración sobre los trabajos presentados al Premio?
No la que esperaba, me esperaba sinceramente, algo más, tampoco me ha sorprendido mucho. Lo que deduzco de la lectura detallada de todos ellos es que no ha habido una voz nueva que pueda sorprendernos. Los trabajos seleccionados sí responden a una cierta tradición, no son voces originalísimas pero son salvables; el que ha sido elegido es un poemario muy salvable.

2. ¿Qué puede usted destacar del poemario ganador?
La verdad es que no era uno de mis favoritos, por lo que la lectura que he hecho de ese poemario no es una lectura detallada; lo que se destaca, precisamente, es lo que ha dicho José Luis Ferris en la presentación como presidente del Jurado, que es un libro que habla sobre todo del amor unido a la tradición poética de la vanguardia.